La respiración de fuego se caracteriza por tener un ritmo rápido, rítmico y continuo; lo que genera una activación y una sensación de energía y calor inmediata en nuestro, de ahí reside su nombre. Solo debe realizarse una vez que se haya establecido una "respiración diafragmática" saludable. Se practica mejor por la mañana con el estómago vacío. Es importante tener en cuenta que la respiración de fuego no es hiperventilación.
La respiración de fuego fortalece el sistema digestivo, equilibra el sistema nervioso, purifica el sistema respiratorio y, sobre todo, libera energía natural dentro del cuerpo, resultando en una rápida reacción energizante, en momentos de somnolencia o pesadez mental.
Para practicar la respiración de fuego, siga los siguientes pasos:
- Siéntate con la columna alta y la barbilla paralela al suelo. La mandíbula debe estar relajada.
- Expulsa (con un poco de fuerza) todo el aire por la nariz y siente que el ombligo se contrae hacia la columna.
- Inhala con ritmo por la nariz. La inhalación debe entrar por sí sola, casi en silencio.
- Exhala con un soplido corto a través de las fosas nasales: los músculos abdominales superiores se contraen y suben con la exhalación.
- Repetir. La respiración debe sonar como un tren de vapor ganando velocidad. El ritmo debe ser rápido y sentirá que la energía se acumula en el sistema. Puede notar algunas sensaciones de hormigueo y mareos, lo cual es normal. Cierra los ojos y lleva tu mirada interna al punto entre tus cejas.
- Repite durante 1 a 3 minutos y observa cómo te sientes.